La última vez que pisamos Málaga desconocíamos la existencia de este bar, que resulta ser toda una institución en la ciudad. EL PIMPI es auténtico pero no centenario, y es que su envidiable emplazamiento y su ubicación en un enorme caserón del siglo XVIII dan la impresión de que lleve ahí toda la vida.
Inaugurado en 1971, la bodega debe su nombre a un conocido personaje de la ciudad que ayudaba a las tripulaciones y pasajeros que llegaban al puerto y, años más tarde, ampliaban su abanico convirtiéndose en guías turísticos de Málaga.
EL PIMPI ES UNA PASADA. Dividido en dos zonas diferenciadas por una entrada propia, lo que se definiría como El Pimpi aprovecha prácticamente todo el caserón con salones y terrazas para los clientes; una inmensidad de bar de varios pisos, diferentes barras, decenas de mesas, barricas para aburrir y motivos andaluces de antaño. No falta el “muro de la fama”, una pared atiborrada de fotos de personajes célebres y famosetes que han pasado por El Pimpi.